- Pero ¡m'hija! ¿Qué te pasó en el pelo?
- Ay tía... Me cortaron las rastas en casa de mi amigo Charly.
- ¡¿Por qué?!
- Viera tía... Fui a una fiesta ¿no? Allí todo iba bien. Los chavos oyendo música, tomando refrescos y agua, como Dios manda.
- Claro, Lupita. O... bueno... el Óxil, según yo...
- De pronto, que llegan dos amigos nuevos de Charly. Muy guapos, ambos. Y que me pongo a platicar con ellos.
- ¿Y eso qué tiene de malo?
- Nada, tía. Por eso le digo... Pero, tanto a Charly como una chava llamada Wendy, parece que les enojó que los chicos me dieran conversación.
- ¡Vaya!
- Pasado un rato, me sentí algo cansada. Ya ve que las fiestas, a veces, abruman.
- Sí, m'hija...
- Así que me recosté un rato en el sofá para descansar. Entre tanto, los demás invitados platicaban y oían música.
- Todo muy tranquilo, por lo visto.
- ¡Claro tía!
- ¿Entonces?
- Cuando me despierto... Voy al baño ¿y qué cree? ¡En el espejo, descubro que me habían mal cortado las rastas con una tijera!
- ¡Qué barbaridad! ¿Y, por qué?
- No sé, tía... Celos, supongo.
- ¡Qué cosa!
- Así que tuve que ir con Christian, a que me rapara completa. Tal como estaba, parecía loca de hospicio.
- ¿Y en tu casa qué dijeron?
- Nada... Como no saben de modas...
- Ya no irás más a esas fiestas, me imagino.
- ¿Cómo cree? Son mis amigos...
Este blog comenzó con ideas personales, microcuentos, e historias diversas. Al paso del tiempo, unos relatos empezaron a enlazarse con otros y los personajes cobraron vida propia; si bien, me cuesta transcribir su forma de hablar y elegir sus aventuras (tienen muchas más de las que escribo). Tal como va, se está configurando una “blogonovela” (versión electrónica de los populares folletines del siglo XIX). Si a alguien le divierte este blog que lo exprese, y -sinó- que calle para siempre...
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