lunes, 23 de mayo de 2011

(9) Pía se sincera con Cassandra

- ¡Tíaaaaaa!
- Ahí voy, m'hija... Deja que saque la tranca de la puerta que está bien pesada...
- ¡Por fin, tía!
- Pásale m'hija. Qué bueno que viniste, Lupita. Quería platicar contigo.
- Usted dirá, tía. Para qué soy buena.
- Te habrá sorprendido lo que te dije el otro día.
- Algo, tía. Siempre me anduvo criticando ¿no?
- P'os sí... Pero es que andaba ciega.
- ¿Cómo?
- Sí, m'hija. Ya ves que no salía de la parroquia... Las visitas a monseñor... Apoyar a las madres adoratrices.
- Sí, claro.
- ¡Pero me cansé!
- ¿Y eso?
- Tanto rezar y rezar, y nada...
- No, p'os si... ¿Y qué pedía, pues?
- Un novio.
- Whaaaat??? Ay, perdón, tía. ¿Un novio, dijo?
- Tengo derecho, ¿no?
- Seguro. ¿Y entonces?
- Me cambié de bando...
- ¿Cómo dice?
- Sí, Lupita. Me pasé al bando contrario.
- Tía... ¿Se volvió satánica?
- Sí, m'hija.
- Me deja helada.
- Pensé que te daría gusto. Como, tu... Bueno... Tu también, ¿no?
- Mire, tía. Yo soy dark. O sea, me gusta el lado oscuro de la vida... Me visto de negro... Mis amigos góticos se parecen a Drácula. Eso que ni qué. Pero de ahí a ser satánica... P'os no exactamente...
- ¡Pues yo, sí! Las cosas como son. Nada de medias tintas.
- Órale... (¡Híjole, la ruca está bien tocadiscos!)
- Por eso te mandé llamar. Por un lado quiero que veas mi altar nuevo, a ver si te parece bien.
- Ajá...
- Y por otro, quiero que me ayudes.
- ¿Para?
- Verme bonita...
- P'os... p'os... Ok... Déjeme que piense cómo...
- Ven a mi cuarto.

Frente a la custodia de plata que Pía sustrajo del blocao curial, reza quedamente las nuevas oraciones que inventó,  inspiradas en el Malleus Maleficarum. Con la vista fija en el condón (que resultó del tipo "glow in the dark", con reverberaciones verde fosforescente) repite:

- Yo me arrepiento de haber creído ciegamente en el lixo. Besé el túdimo, le oré al yéscalo y di fe de la fogolia. Hoy no sé qué creer. Por el lixo, cometí los más horrorosos yírtulos. Abodé las vidas de mis semejantes. Espicré el más básico erpétulo. ¿De qué sirvió? ¡De nada! Ahora le figo al óxil. ¡El Óxil es mi tíbalo! Vendilatio Oxil.

Lupita Cassandra no sabe qué hacer. Por un lado le hace gracia y por otro le da miedo verse involucrada en algo que quién sabe cómo termine. Pero decide ayudarla en lo que puede.

- ¿Y, Lupita? ¿Qué te pareció?
- Chido... (P'a su madre...).  Bueno, ya me voy, tía. Mañana por la mañana paso por Usted y la llevo al salón de belleza.
- 'Ta güeno m'hija. Ve con Di... digo... ¡Que te vaya bien!
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario